Desde que tuve la suerte de conocer a Alejandro de Diego Gómez tengo claras dos cosas, que es un Quijote dispuesto a dejarse descabalgar cien veces antes que renunciar a sus ideales y que a la idea de dimensionar adecuadamente los municipios españoles no le podía haber salido un mejor defensor. Alejandro es Secretario del Ayuntamiento de Avión (Ourense) y conoce el mundo de las pequeñas parroquias y minúsculos municipios gallegos desde la realidad cotidiana. Y hoy, su reciente carta abierta al Presidente de la FEMP me lleva a una reflexión sobre el tamaño de los Ayuntamientos.
La cuestión no es nueva, pues ya en los Siglos XIX y XX hubo iniciativas tendentes a reducir el número de municipios en España, aumentando su nivel poblacional. Históricamente siempre han fracasado u obtenido unos resultados mínimos estas iniciativas, justificándose las pocas fusiones de municipios en la fuerte resistencia opuesta por el localismo tradicional. Ello es cierto en parte, pero en el pasado los distintos sistemas políticos imperantes eran muy poco respetuosos con la “sensibilidad” de los pueblos, por lo que nos tememos que en el fondo había también ciertos intereses caciquiles, por la mayor facilidad de “pastoreo” de los pequeños pueblos, frente a la posibilidad de independencia de criterio de las medianas y grandes poblaciones.
La experiencia más reciente, la de la LRSAL (Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local), hay que reconocer que no ha fracasado por el ánimo de querer recuperar el caciquismo de la provincia, como prueba que en su intención inicial estuviera también la disolución de las Diputaciones. Los diques de contención frente a la reforma fueron la Carta Europea de Autonomía Local (documento con valor de Tratado Internacional suscrito por el Reino de España) y la Constitución Española, que también consagra la autonomía local. De acuerdo con el artículo 5º de la primera «para cualquier modificación de los límites territoriales locales, las colectividades locales afectadas deberán ser consultadas previamente, llegado el caso, por vía de referéndum allá donde la legislación lo permita», precepto a cuya luz debe ser interpretado el concepto constitucional de autonomía local, dado el compromiso internacional asumido al firmar la Carta.
Pero llegados a este punto, ¿de verdad el mayor tamaño de los municipios beneficiará a sus vecinos? Sinceramente creo que sí, que la cruzada de Alejandro de Diego no es una quimera sino una indudable mejora en la capacidad de gestión local. Al igual que ocurre con las empresas privadas, las organizaciones municipales pueden obtener “sinergias”, mayor capacidad de gestión y negociación. Una pequeña entidad puede ser el mejor cliente de una empresa grande en cuanto a fidelidad y fiabilidad de pagos, pero no obtendrá los descuentos ni el trato de cliente VIP que logrará quien llegue con pedidos millonarios.
Pero si las fusiones de Ayuntamientos son tan beneficiosas, ¿cuál es el motivo de la resistencia a ellas? Indudablemente los intereses personales de los actuales Alcaldes y Concejales dificultan la cuestión, pues todos somos remisos a hacernos el harakiri. Pero no todo es una historia de pequeños egoísmos, pues la sociedad española ha demostrado en más de una ocasión su capacidad de renuncia cuando se le ofrece un bien superior, aunque sea un bien inmaterial. Así lo hizo al aprobar la Constitución, al aceptar la amnistía política, al responder de forma masiva a la regularización fiscal voluntaria… Por ello pensamos que la resistencia a las fusiones no es una simple actitud refractaria al cambio, ni un simple egoísmo localista, sino también una falta de un mensaje que transmita una propuesta ilusionante.
Más no será suficiente con saber comunicar. El mensaje además de ser importante en la forma lo es, en mayor medida, en lo sustancial. Por tanto, hará falta explicar de modo claro y accesible a los interesados cuales son las ventajas que la fusión les aportará.
Y por supuesto que las fusiones no se conviertan en una sucesión de duelos al estilo del viejo oeste, para que los más fuertes se queden con las pequeñas haciendas a fin de hacer crecer su rancho.
Muchas gracias, Fernando, por tus palabras y tu reconocimiento público.
Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, manifestarme absolutamente de acuerdo con todo lo que dices en tu post.
Por si alguien quiere conocer más lo que digo en esa carta abierta al Presidente de la FEMP dejo un enlace de su publicación, en la que se puede comprobar que coincidimos totalmente.
https://alejandrodediegogomez.wordpress.com/2015/11/23/carta-al-presidente-de-la-femp-sobre-fusion-de-ayuntamientos/
Un abrazo.
Alejandro.
Muchas gracias, Fernando, por su cita y por tus comentarios.
Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, manifestarme absolutamente de acuerdo con todo lo que dices en tu post.
Por si alguien quiere conocer más lo que digo en esa carta abierta al Presidente de la FEMP dejo un enlace de su publicación, en la que se puede comprobar que coincidimos totalmente.
https://alejandrodediegogomez.wordpress.com/2015/11/23/carta-al-presidente-de-la-femp-sobre-fusion-de-ayuntamientos/
Un abrazo.
Alejandro.
Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, manifestarme absolutamente de acuerdo con todo lo que dices en tu post que es coincidente con todo lo que llevo defendiendo y publicando desde hace mucho tiempo.
Un abrazo.
Alejandro.