Recientemente la Agencia Tributaria ha publicado las cifras de recaudación acumuladas hasta Julio, acompañadas del informe habitual en el que los técnicos describen las razones que, a su fundamentado juicio, explican la realidad. Es una lectura interesante para quienes seguimos estos temas, pero poco amenas para el público en general, incluida la prensa del sector, que le dedica poco tiempo; por eso, muchos comentarios atinados pasan desapercibidos y el público general recibe solo una parte de la información.
Reconozco mi tendencia a buscar los datos que mejor explican mi propia opinión de la situación actual de la política económica que estamos sufriendo (en esto no soy nada original, porque es lo que hacemos todos); así que he leído el citado informe con bastante interés… propio.
Por si alguien quiere ahorrarse el resto de la columna, anticipo mi conclusión personal: como muchos nos temíamos, la excesiva presión impositiva que ha puesto en marcha este Gobierno apenas consigue aumentar la recaudación agregada, pero distorsiona gravemente las decisiones de asignación de recursos de familias y empresas, y no ataca el verdadero causante del abultado déficit público que padecemos, es decir, el gasto público.
Esta idea era conocida desde hace mucho tiempo, así que no tiene mérito adherirse a ella, pero es que una vez más se ha visto corroborada en la realidad: el importe acumulado de los ingresos públicos hasta el 31 de Julio ha sido 96.214 M €; en los mismos siete meses del año pasado fue 96.240 M €.
Como siempre pasa cuando se habla de cifras, es posible encontrar otras que expresen lo contrario; también es posible argumentar que en la segunda parte del año se concentra la mayor entrada de ingresos y que, por tanto, los datos acumulados hasta Julio no representan lo que pueda pasar en la realidad, etc. Pues bien, los datos son contundentes:
Total ingresado por la Hacienda Pública
- 2007: 200.676 M €.
- 2008: 173.453 M €.
- 2009: 144.023 M €.
- 2010: 159.536 M €.
- 2011: 161.759 M €.
- 2012: 168.566 M €.
- 2013 (e) 168.000 M €.
Para estimar el dato de 2013, he calculado la cifra real acumulada hasta Julio, más los ingresos del periodo Agosto – Diciembre del año anterior; este mismo procedimiento en 2012 hubiera dado una estimación de 161.000 M. €, o sea, que podemos esperar una cifra real algo superior, pongamos 172.000 M €. Esto es, podría darse el caso de que la recaudación fiscal en 2013 se aproxime a la del final del boom económico y comienzo de la crisis.
Pido disculpas por tanto número, pero no quedaba otro remedio. Las conclusiones me parecen muy claras:
– Cuando se ha hundido la actividad económica han caído drásticamente los ingresos por impuestos, tocando fondo en 2010.
– La subida impositiva constante que ha llevado a cabo el Gobierno desde ese mismo año ha conseguido que la recaudación suba, pero a un ritmo decreciente, que se va agotando conforme los contribuyentes pierden capacidad de pago y la actividad se reduce. De hecho, todavía no se alcanzará el nivel de 2008.
– Para llegar a ese punto, se ha modificado el esquema tributario de todos los impuestos, quitando desgravaciones (como la de compra de vivienda), o de estímulo a las inversiones de las empresas, que han alterado el normal desarrollo de la economía; ha aumentado la fiscalidad del ahorro; ha aumentado el IVA de casi todos los artículos y servicios; ha subido la retención a los profesionales; han subido los impuestos especiales; han aparecido impuestos nuevos; etc.
– Las decisiones de los contribuyentes, familias y empresas, se han visto afectadas por tantos cambios, retrasando las posibles inversiones que, quien pudiera, tuviese pensado acometer; es decir, retrasando la recuperación.
Y todo esto, en un contexto en el que el gasto público apenas se reduce, el tamaño y duplicidades del sector público sigue intocable y, por tanto, el agujero de las cuentas públicas apenas se reduce, retrasando la salida de la crisis y la recuperación de la imagen exterior que alguna vez tuvo el país.
¿Cómo no vamos a seguir pidiendo que se ataque el gasto público? Pero si es que no hay más remedio; eso, o llegar a niveles recaudatorios como los que en tiempos tuvieron los países nórdicos, que tan penosos resultados produjeron en sus economías.